Ubicada en un enclave idílico, la Sociedad Tagoro cumple 36 años y sigue siendo un referente para la vida social del municipio.

En 1976 un grupo de inquietos jóvenes tacoronteros decidieron buscar un lugar para satisfacer una demanda social del municipio: contar con un espacio de reunión entre amigos que sirviera al mismo tiempo para practicar deporte y organizar actos culturales.

Tras descartar otras localizaciones en los municipios aledaños se decidieron por un solar de más de 16.000 metros cuadrados en la urbanización Atlantic Park S.A., situado en la Punta del Viento, un enclave idílico pegado al océano. Allí se puede disfrutar de unas vistas espectaculares y un atardecer que, especialmente en primavera y en los meses de septiembre y octubre, es el mejor regalo que ofrece la naturaleza.

Durante varios años realizaron una aportación de 15.000 pesetas para cumplir su objetivo, conseguir socios y un arquitecto que construyera la sede social. No resultó una tarea sencilla pero finalmente lo lograron y el 30 de abril de 1981 se inauguró la Sociedad Tagoro, que 36 años años después sigue siendo un referente para el municipio.

Pese a estar dirigida a los socios y a los invitados de éstos, siempre se ha caracterizado por ser abierta a los vecinos de Tacoronte. Y así lo demuestra el haber ofrecido sus instalaciones para que muchos niños aprendieran a nadar de forma gratuita cada verano gracias a un acuerdo firmado en la época con CajaCanarias.

Una estrecha colaboración

La estrecha colaboración con la ciudadanía también se reflejó en las catas de vino que se organizaban con motivos de los Premios Alhóndiga; la ubicación en el edificio de la emisora de la policía local; el open de tenis y desde hace unos años, el de pádel de la ciudad de Tacoronte. Como consecuencia de esta implicación, el Pleno municipal le concedió en 2006 la Medalla de Plata de la ciudad a la Sociedad Tagoro.

El arquitecto José Domínguez Pastor puso su sello en el edificio, que fue señero para la época pero que actualmente también resulta emblemático porque aprovechó el diseño de las terrazas de cultivo. Así, el inmueble está constituido por balcones en cada uno de los cuales se ubican las diferentes instalaciones deportivas y recreativas, todas orientadas hacia la costa.

Dispone de tres pistas de tenis de césped artificial, gimnasio, dos canchas de bolas, dos canchas de pádel, polideportivo, piscina de agua salada, vaso de piscina infantil, parque para el disfrute de los más pequeños, y campo de tiro olímpico. En el edificio social se encuentran el salón de actos, biblioteca, zona ciber con ordenadores, dos salas de televisión, una infantil, otra de juegos, una discoteca y el bar restaurante.

El arquitecto se adelantó a su tiempo y así lo constataron los responsables de hacer en 2007 la última reforma del edificio, explica la presidenta de la entidad, María Luisa Vargas Guanche. Utilizó la iluminación indirecta, loseta de color terracota, zócalos de madera, combinación de colores, la chimenea de latón, y hormigón visto, sin pilares de madera, elementos que se utilizan en las construcciones modernas.

Un espacio abierto

El enfoque que le dio a la sede de la Sociedad Tagoro está dirigido a un espacio abierto de buen tiempo, que es el uso que mejor se le da. “Eso no quiere decir que el resto del año se aproveche para otras cosas”, apunta Vargas. Son muchos los socios que por las tardes acuden al gimnasio, practican tenis, pádel o entrenamiento funcional, y realizan actividades folclóricas, bailes latinos, y patchwork.

La entidad también se caracteriza por contar desde sus inicios con una variada agenda cultural. Conciertos, teatro al aire libre, cineforum, y muestras de artesanía, integran la oferta.

Tres décadas y media después, la directiva de la Sociedad Tagoro apuesta por recuperar savia nueva dado que muchos socios ya no están. Eso sí, con el mismo denominador común que le dieron sus fundadores y que ha sido durante todos estos años la clave de su éxito: un amplio abanico de actividades lúdicas, deportivas y culturales, e instalaciones impecables que permiten disfrutar de unas maravillosas vistas hacia la costa y pasar el día en un ambiente familiar en el que reinan el respeto, la camaradería, la honestidad y la amistad, los mismos valores que la vieron nacer.

Una campaña para atraer nuevos socios
Actualmente la Sociedad Tagoro tiene 559 socios entre propietarios (440), eméritos (114) y de familia (5). La diferencia reside en los usos y el disfrute. La Junta Directiva y la Asamblea General han decidido iniciar una campaña para captar nuevos asociados durante todo el mes de mayo. El precio establecido es de 1.500 euros la participación y se acordó fijar 35 pagando una cuota 164 euros bimensualmente.

Fuente | Diario de Avisos

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